Manuel Belgrano, un civilizador - Belgranianos Nº3
Nora A de Fasani
Nos dice Manuel Belgrano en su autobiografía, al referirse a su estadía en España:
“Confieso que mi aplicación no la contraje tanto a la carrera que había ido a emprender, como al estudio de los idiomas vivos, de la economía política y al derecho público, y que tuve la suerte de encontrar hombres amantes al bien público que me manifestaron sus ideas, se apoderó de mí, el deseo de propender cuánto pudiese al provecho general, y adquirir renombre con mis trabajos hacia tan importante objeto, dirigiéndolos parti-cularmente al favor de la Patria.”
Belgrano profundiza sus conocimientos en Derecho romano y Canónico, preside la Academia de Práctica Forense y Economía Política en la Universidad de Salamanca, como también se incorpora a la Academia de Santa Bárbara de esa misma disciplina, en Madrid.
Esta multiplicidad de conocimientos, su profunda sensibilidad social, su preocupación por la educación y la instrucción en general y en particular por la educación de la mujer, la ecología y las culturas autóctonas, todo ello es el resultado de la influencia de los grandes pensadores. Podemos mencionar a Montesquieu y Rousseau, como también Campomanes, Jovellanos, el Conde de Floridablanca o Cabarrús, entre los españoles y a los pensadores italianos de tendencia sociológica y humanista, como Genovesi, Galiani y Filangieri, cuyos postulados difunde a través del Correo de Comercio , y el Semanario de Agricultura, como también en sus Memorias anuales del Consulado.
La abundante documentación existente confirman su inquietud e interés por el desarrollo del continente americano.
La Memoria de 1804 está perdida pero según consta en las actas, el tema era un viaje científico por las provincias del Virreinato y levantar sus planos topográficos.
Esto nos indica el interés de Manuel Belgrano como funcionario por conocer los recursos y la realidad del país, entre otras preocupaciones de un cabal estadista, laborioso y responsable en el desempeño de la función pública.
Expedición al Paraguay
Al hacerse cargo de la expedición al Paraguay nos narra en sus Memorias “ La Junta puso las miras en mí, para mandarme con la Expedición Auxiliadora como representante y general en jefe de ella; admití porque no se creyese que repugnaba los riesgos, que solo quería disfrutar de la capital, y también porque entreveía una semilla de división entre los mismos vocales, que yo no podía atajar, y deseaba hallarme en servicio activo, sin embargo de que mis conocimientos militares eran muy cortos.”
Al conocer la realidad política imperante , el propio Belgrano diría “ Esta expedición solo pudo caber en cabezas acaloradas, que no veían sino su objeto, y para las que nada era difícil porque no reflexionaban ni tenían conocimientos”
De camino al Paraguay llega a Curuzú Cuatiá – que significa en guaraní cruz de papel ò cruce de caminos, el 4 de noviembre de 1810. En este lugar había una gran cruz rodeada de nueve algarrobos que señalaban la posta del cruce de caminos o lugar de espera. Había también grandes estancias y la llegada de numerosos pobladores creó un conflicto jurisdiccional entre los Cabildos de Corrientes y Yapeyú.
Este litigio databa del año 1797 y Belgrano, como representante de la Junta de Buenos Aires, logró poner fin al conflicto, adjudicándole al Cabildo de Corrientes la jurisdicción de Curuzú Cuatiá. El 16 de noviembre de 1810 dicta el decreto de fundación.
Fija los limites de la planta urbana, los lugares donde se construirán la plaza, la escuela, la iglesia, el ayuntamiento, y respetando la creencia de los lugareños ordena que se designe a este pueblo como Nuestra Señora del Pilar de Curuzú Cuatiá.
C. E.: belgranianoscaba@hotmail.com Blog: http://belgranianoscaba.blogspot.com/
Editor: Ing. Alejandro Rossi Belgrano Diseño: Arq. Mariana Rossi Belgrano
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